sábado, 17 de octubre de 2009

Paseo por el Museo de Bellas Artes de Valencia













Autorretrato de Velázquez, una de las joyas del Museo










Cúpula del hall de entrada al Museo







El edificio del Museo de Bellas Artes de Valencia fue originariamente sede del Colegio Seminario de San Pío V. Su realización fue encomendada al arquitecto Juan Bautista Pérez Castiel. Su construcción fue iniciada en 1683 pero se prolongó hasta 1744 debido a la Guerra de Sucesión y a la muerte del arquitecto en 1728. Las obras las continuaron José Mínguez y Juan Pérez, sobrino e hijo de Juan Bautista Pérez Castiel, quienes introdujeron algunos cambios.











La iglesia del edificio está hoy convertida en el Hall de entrada. Era una iglesia centralizada de perímetro ochavado con anillo de capillas en las que hoy hay grandes cuadros de autores como Mir y José Benlliure.












A la izquierda del hall de entrada se encuentra la cafetería, y enfrente de ésta, una sala de paso en la que hay numerosas obras de Mariano Benlliure.





Sala de Mariano Benlliure


Esta sala queda separada del recorrido del museo, está apartada, y solo se ve si el visitante va a los servicios pues está de paso a ellos. Esto parece increíble pero es cierto.
El discurso museográfico comienza en la planta baja siguiendo un recorrido longitudinal que va desde la sala de la cúpula o entrada hasta las salas de los retablos medievales, galerías muy bien iluminadas y situadas en la parte nueva del edificio. Recientementa el edificio ha sido sometido a una profunda intervención. Estas salas se encuentran en una construcción aneja al edificio antiguo y han aumentado el área del museo dotándole de modernas instalaciones.

Salas destinadas a la colección de arte medieval






La instalación de las obras hace que su visión sea muy agradable. Las separaciones entre ellas introducen al espectador en diferentes ambientes, con ello se consigue la individualización de la obras, lo que hace que el visitante pueda tener una visión a la vez individual y global de las mismas.

Las salas destinadas a los siglos XVII, XVIII y XIX se encuentran en el primer piso. En ellas las obras se encuentran expuestas como en cualquier museo del momento. Se diría que un poco más que en otros, se ve cierto parecido a un gabinete barroco (cuadro sobre cuadro). La luz es cenital y también hay luces en la parte alta de las paredes, esto da una iluminación clara que unida a los tonos suaves de las paredes produce el ambiente necesario para recrearte en las obras de arte. Un zócalo corrido y blanco da una unidad al conjunto de las obras. Es como si se estuviera en el Museo del Prado, pero en pequeño. Recuerda a las salas que van a dar a la Gran Galería del Prado.

























Todas estas salas tienen un recorrido perpendicular a una galería pequeña que es la que lleva al visitante al edificio antiguo. En la unión entre los dos se encuentra una pequeña sala con mucho color y un poco antigua, en la que se encuentran obras de Ignacio Vergara en barro cocido, que nos hace pensar en cómo será lo que viene a continuación.


Galería que da acceso a la parte antigua del edificio, en donde se encuentran las pinturas de finales del XIX y principios del XX.












Los cuadros de la derecha son de José María de Esquivel, profesor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en la primera mitad del XIX. En esta sala de transición a la parte antigua hay pintores de la primera mitad del XIX español, no son algunos considerados primeras figuras actualmente, incluso no son sus mejores obras pero son los que representan a nuestra pintura española del XIX.
Las salas del XIX y XX se encuentran entre la primera planta y la segunda del edificio antiguo. Parece ser que en este momento se encuentra pendiente de realización una V fase que incluirá mejoras en las salas de exposiciones de esta parte del edificio. Ahora mismo es asombroso que se tengan que admirar una pintura tan buena en salas tan malas. Para acceder a ellas, hay que subir por una pequeña escalera al final de la cual se encuentra una vigilante que puede llegar, si sigue allí, al borde de una depresión por la incomodidad y soledad en la que se encuentra aparte, de lo feo del lugar.
Estas salas son muy parecidas en cuanto a división a algunas del Prado pero más antiguas y viejas. La pintura es muy buena y los pintores son nuestros representantes e iniciadores de nuestra vanguardia. No creo que sean muy vistos, por la incomodidad que resulta el acceso a ellos. Desde luego nadie con alguna incapacidad física. Allí arriba hay cuadros de Sorolla, Pinazo, Regoyos, Anglada Camarasa, Carlos de Haes, Aureliano de Beruete etc. Hay uno de María Sorolla, la hija, a la que retrata muchas veces enferma, el pintor.
La chula de María Sorolla






Cartel de Sorolla para el periódico El Pueblo

José Benlliure, El Cardenal

Sorolla, Francisco Jareño fue el arquitecto que hizo el Museo Arqueológico Nacional, que actualmente se encuentra en remodelación.

Mi conclusión es que hay cosas muy buenas y otras no tan buenas en la exposicion de las obras de arte en el Museo. He echado en falta la fecha en la que se realizaron las pinturas. No entiendo como hoy en día eso se hace así, la fecha es imprescindible si se quiere saber como ha evolucionado el pintor.

En cuanto a la remodelación del edificio es también indispensable que se haga cuanto antes. Una ciudad como Valencia no se merece tener salas como las que aún hay en el Museo. No tenemos que perder de vista que es el "Museo de Bellas Artes de Valencia".

En mi opinión la atención, actualmente, se tiene que trasladar prioritariamente al usuario del museo y a la proyección social y educativa del mismo. Hoy en día uno de los factores que definen más la realidad de los museos es el hecho urbano y la dinámica social que se establece en torno a la ciudad. El museo ha de establecer una relación entre sus colecciones y la historia incitando al público a entender y contemplar su propia historia de forma diferente, integrando en su vida diaria una lectura nueva de su reciente pasado, y facilitando un enraizamiento cultural más fecundo y activo.

Esto no es lo que he visto en el Museo de Valencia. Aunque para mí la visita resultó tranquila, por no tener las aglomeraciones que hay en otros museos, y no encontrarme a nadie en las salas( sólo algunas personas en las plantas bajas), me daba pena la soledad que se respiraba allí.

Las obras son para que la gente disfrute de ellas y no para que estén solas por la mala gestión de quienes tienen la responsabilidad de mostrarlas y enseñarlas. Espero y deseo que se busque pronto una buena solución.

1 comentario:

  1. En este blog he encontrado un lugar de consulta muy apropiado para estar informado sobre las distintas exposiciones que se desarrollan en España. Animo a la autora del mismo a continuar con esta tarea y le doy las gracias por su esfuerzo.

    ResponderEliminar